Una lámpara infrarroja se utiliza en estética por varias razones:
Relajación muscular: El calor producido por la lámpara infrarroja puede ayudar a relajar los músculos y aliviar la tensión, lo cual es beneficioso antes o después de ciertos tratamientos estéticos.
Aumento de la circulación sanguínea: El calor de los infrarrojos favorece la dilatación de los vasos sanguíneos, lo que puede mejorar la circulación sanguínea en el área tratada. Una mejor circulación puede promover una mejor oxigenación y nutrición de los tejidos, lo que puede ayudar en la regeneración celular.
Preparación de la piel: Antes de ciertos tratamientos, como la extracción de comedones o otros cuidados faciales, el calor infrarrojo se puede usar para suavizar la piel y abrir los poros, facilitando así el tratamiento.
Tratamiento del acné: Algunos estudios han sugerido que la luz infrarroja puede ser beneficiosa para tratar el acné, especialmente en combinación con otros tipos de terapias lumínicas.
Cuidado antienvejecimiento: Se sugiere que la lámpara infrarroja puede estimular la producción de colágeno y elastina en la piel, lo que puede ayudar a reducir los signos del envejecimiento.
Reducción del dolor: En algunos casos, el calor infrarrojo se puede usar para aliviar el dolor, como el asociado a la artritis u otras afecciones musculoesqueléticas. Aunque esto no es estrictamente estético, es un uso común en spas y clínicas de belleza.