Descontracturante muscular: el aceite esencial de lavanda es uno de los más eficaces para reducir y eliminar contracturas musculares, calambres, y relajar los músculos después de ejercitarlos.
Anti-inflamatoria: los componentes de la lavanda ayudan a reducir la inflamación cuando se utiliza de forma tópica sobre la zona afectada.
Antiséptico general y respiratorio: la lavanda tiene la capacidad de eliminar una gran cantidad de bacterias y virus, además de prevenir las posibilidades de infección en una herida o corte.
Regenerador y cicatrizante: la lavanda es ideal como tratamiento en problemas de la dermis como el acné, la dermatitis, eccemas o erupciones cutáneas. Sus activos ayudan a limpiar la superficie cutánea y purificarla impidiendo que las bacterias se desarrollen sobre la superficie cutánea. También cicatriza la epidermis en caso de quemaduras por lo que está considerado uno de los mejores aceites esenciales a la hora de regenerar los tejidos.